El Hotel Barcarola se encuentra en un enclave turístico envidiable: la playa de Sant Pol, una bahía abierta al mar con aguas de poca profundidad. Un lugar único para cualquier familia o pareja que busque un paisaje espectacular.

Los pintorescos pueblos y los paisajes montañosos y boscosos hacen de la ubicación del hotel una localización idílica para disfrutar de unas vacaciones que queden en el recuerdo por siempre.

Sant Feliu de Guíxols se encuentra al sur del hotel. Es un pueblo conocido por su monasterio benedictino; de hecho, se trata de uno de los lugares más emblemáticos y visitados del casco histórico.

Todo lo que caracteriza a un pueblo pesquero se respira, se vive y se siente en este pequeño pueblo. A lo largo del año, siempre se organizan actividades en las que los visitantes pueden participar. Los guixolenses siempre reciben con los abrazos abiertos a quienes quieren conocer Sant Feliu.

El paseo marítimo es muy concurrido. El conjunto arquitectónico modernista de las casas que completa el paisaje del paseo enamora a los visitantes a cada paso que dan. Cada domingo se monta un mercado con productos típicos de la zona e incluso regularmente se pueden presenciar sardanas, la danza popular catalana por excelencia.

Si nos dirigimos hacia el norte del hotel, llegamos a Playa de Aro, uno de los pueblos con más fama de la Costa Brava. Las tiendecitas, las terrazas, la actividad nocturna o su gran oferta cultural y de ocio invitan a descifrar todos los secretos que encierra.

La ubicación del Hotel Barcarola es un excelente punto de partida para conocer otros lugares y ciudades de gran valor turístico. La muralla que rodea Girona, el ambiente de las Ramblas de Barcelona, las obras más simbólicas del museo de Dalí en Figueres o las zonas verdes de la Garrotxa son excursiones que valen verdaderamente la pena.

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